Por: Yaser Dagga

Tecnología útil vs. tecnología decorativa

En el mundo del retail, la tecnología se ha convertido en un sello de modernidad. Pantallas, sistemas digitales, aplicaciones móviles… todo parece prometer innovación. Pero la verdad es que no toda la tecnología sirve. Y si no se usa con propósito, puede convertirse en un adorno caro que no resuelve nada.

En mi experiencia, he visto negocios invertir en herramientas impresionantes que no mejoran ni un 1% la experiencia del cliente. Y ahí está la clave: la tecnología no es un fin, es un medio. Su valor no se mide por lo sofisticada que parezca, sino por el impacto real que tiene en quien nos visita.

Tecnología con propósito

Cuando tomamos decisiones tecnológicas, partimos de una pregunta sencilla: ¿esto hace la experiencia del cliente más rápida, más cómoda o más personalizada? Si la respuesta es sí, avanzamos. Si es solo por “verse bien” o “estar a la moda”, entonces no vale la inversión.

En nuestras tiendas, cada implementación tiene un sentido. Desde los sistemas que nos permiten saber qué productos busca más el cliente, hasta las herramientas que agilizan el cobro y reducen tiempos de espera, todo está pensado para que la persona que entra viva un proceso sin fricciones.

La tecnología no sustituye al criterio humano

Un software puede analizar datos, pero el criterio para interpretarlos y convertirlos en decisiones inteligentes es humano. Por eso, más allá de comprar sistemas, entrenamos a nuestro equipo para que entienda lo que esos datos significan. Si la información no se traduce en una acción concreta, no sirve. 

El inventario inteligente, la selección de marcas, la disposición de los productos… todo eso requiere entender el comportamiento del cliente y adaptar la tienda a sus verdaderas necesidades.

Evitar la trampa de la “tecnología por tecnología”

He visto empresas llenarse de herramientas que nadie sabe usar bien. Eso no solo es un gasto, sino una distracción. El tiempo y los recursos que invertimos en algo que no impacta al cliente, los estamos restando a lo que sí podría hacerlo. La tecnología debe estar al servicio del propósito, no al revés.

Innovar pensando en el cliente, siempre

En este negocio, he aprendido que las modas pasan, las herramientas cambian y las marcas evolucionan. Pero lo que nunca cambia es esto: el cliente siempre recordará cómo lo hiciste sentir.

La tecnología que no mejora esa experiencia es solo un adorno costoso. En cambio, la que ayuda a que un padre encuentre rápido el regalo para su hijo, que una familia compre confiada un electrodoméstico, o que un joven descubra la marca perfecta para su estilo… esa es la tecnología que vale la pena.

Nuestra misión no es tener lo último “porque sí”, sino lo justo y lo necesario para que cada persona que cruce nuestras puertas, viva algo mejor que la vez anterior. Y en esa meta, no hay atajos: se escucha, se analiza, se invierte con criterio y se entrena al equipo para que cada contacto sea impecable.

Porque en este sector, ganar no es vender más hoy… es lograr que el cliente quiera volver mañana. Y esa es, siempre será, la mejor innovación que podemos ofrecer.

Yaser Arafat Dagga MuhdCEO Galería Avanti